Como primer paso, los participantes tuvieron que detectar y describir el olor de la leche, después el de dimetil disulfuro (producto de la descomposición láctea), y finalmente el de este compuesto al ser agregado a la leche.
Los habitantes de la ciudad de México han perdido la capacidad olfativa por la contaminación ambiental, que genera escenarios tan riesgosos como el que no detecten el olor de algunos alimentos en mal estado, señala un estudio.
Según el análisis de Marco Guarneros Roniger, alumno del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, se comparó la capacidad sensorial entre los residentes del Distrito Federal y Tlaxcala, dos regiones cuyas condiciones geográficas son similares, pero con niveles de contaminación diferentes.
El proyecto de Guarneros Roninger, dirigido por Robyn Elizabeth Hudson (encargada del Laboratorio de Psicobiología del Desarrollo, en Biomédicas), es considerado uno de los primeros en el mundo sobre los efectos de la polución y sus estragos en el olfato.
Para estudiar este fenómeno se seleccionó a 30 jóvenes (de entre 18 y 30 años, cuando la capacidad olfativa está en su máximo nivel) de cada localidad. Los voluntarios fueron estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad de Tlaxcala.
Como primer paso, los participantes tuvieron que detectar y describir el olor de la leche, después el de dimetil disulfuro (producto de la descomposición láctea), y finalmente el de este compuesto al ser agregado a la leche.
Guarneros Roniger explicó en un comunicado que históricamente la capacidad olfativa ha sido la menos estudiada porque al tratarse de una función fisiológica similar a la de los animales es considerada primitiva.
Sin embargo, en los últimos 20 años se han realizado descubrimientos interesantes, al grado que en 2004 el Premio Nobel se entregó a un grupo de estudiosos del olfato.
A partir de los resultados que arrojó la investigación, los estudiosos universitarios trabajan en otro análisis que, a través de nuevas metodologías, ayudará a detectar nuevos aromas.
Notimex/México, D.F. (Milenio)
Según el análisis de Marco Guarneros Roniger, alumno del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, se comparó la capacidad sensorial entre los residentes del Distrito Federal y Tlaxcala, dos regiones cuyas condiciones geográficas son similares, pero con niveles de contaminación diferentes.
El proyecto de Guarneros Roninger, dirigido por Robyn Elizabeth Hudson (encargada del Laboratorio de Psicobiología del Desarrollo, en Biomédicas), es considerado uno de los primeros en el mundo sobre los efectos de la polución y sus estragos en el olfato.
Para estudiar este fenómeno se seleccionó a 30 jóvenes (de entre 18 y 30 años, cuando la capacidad olfativa está en su máximo nivel) de cada localidad. Los voluntarios fueron estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad de Tlaxcala.
Como primer paso, los participantes tuvieron que detectar y describir el olor de la leche, después el de dimetil disulfuro (producto de la descomposición láctea), y finalmente el de este compuesto al ser agregado a la leche.
Guarneros Roniger explicó en un comunicado que históricamente la capacidad olfativa ha sido la menos estudiada porque al tratarse de una función fisiológica similar a la de los animales es considerada primitiva.
Sin embargo, en los últimos 20 años se han realizado descubrimientos interesantes, al grado que en 2004 el Premio Nobel se entregó a un grupo de estudiosos del olfato.
A partir de los resultados que arrojó la investigación, los estudiosos universitarios trabajan en otro análisis que, a través de nuevas metodologías, ayudará a detectar nuevos aromas.
Notimex/México, D.F. (Milenio)
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