miércoles, 5 de agosto de 2009

Anomalía cerebral tras la conducta psicópata

El reporte debe ser confirmado, pues puede tener serias implicaciones

Una mente criminal, ¿nace o se hace? Esta pregunta siempre suscita serias discusiones, porque según se responda, se descarga la responsabilidad de la delincuencia sobre los genes o los procesos sociales. De ahí que un nuevo estudio hecho por científicos británicos seguramente causará polémica.
Lo que lograron tres científicos con una nueva técnica de captación de imágenes fue probar una diferencia entre los cerebros de psicópatas y los de gente normal.
Declan Murphy, Michael Craig y Marco Catani, del Instituto de Psiquiatría del King’s College de Londres, encontraron daños en haces de materia blanca que conectan dos regiones cerebrales asociadas a emociones y su control.
Los científicos aclararon que no están diciendo que el daño en estas fibras sea causa de la psicopatía, lo que tendría profundas consecuencias. Eso sí: la presencia del daño podría considerarse una forma de comprender por qué los psicópatas tienen conductas antisociales y carentes de sentido moral.
Un psicópata es incapaz de controlar sus impulsos. En general es una persona que manipula y actúa de manera agresiva y aprovechada, sin sentir culpa o remordimiento por abusar de otros.
Esta irresponsabilidad por la conducta se traduce a menudo en conducta criminal y reincidencias, y las fuerzas de la ley saben que si bien no hay una conexión directa entre psicopatía y crimen, siempre que están frente a un psicópata deben cuidarse.
Ya se había propuesto la noción de que detrás de la conducta psicópata seguramente había regiones disfuncionales del cerebro. Se creía, por ejemplo, que una zona particular podría ser la amígdala, vinculada con emociones muy primarias como el temor y la agresión.
Otra zona sospechosa era la llamada corteza orbitofrontal, puesto que a ella se le asocian no sólo cierto control sobre el modo en que la amígdala responde ante la agresión, sino también la toma de decisiones y las llamadas emociones sociales, como los celos, el orgullo, la culpa y otras.
Si se creía que disfunciones en estas dos áreas pudieran estar detrás de la conducta psicópata, era natural que se sospechara del llamado fascículo uncinato, una franja de materia blanca que conecta a la amígdala con la corteza orbitofrontal. Los fascículos son ramilletes de axones (que conectan unas neuronas con otras), haces de fibras envueltas en mielina.
No había estudios concretos que vincularan a este fascículo con la conducta psicópata. La razón es que la materia blanca no aparece bien en los equipos para capturar en vivo imágenes del cerebro, que usan la resonancia magnética nuclear.
Pero en los últimos años se ha hecho común el uso de un equipo que usa el modo en que se difunde el agua para crear imágenes. La técnica, llamada resonancia magnética por tensor de difusión, o DT-MRI, permite capturar muy bien la estructura de los haces de fibras nerviosas en el cerebro.
Murphy y sus colegas reclutaron a nueve psicópatas que habían estado en prisión por crímenes que iban desde violaciones múltiples hasta asesinato, y compararon las imágenes de su fascículo uncinato con las de la misma franja tomada en personas normales.
Los científicos, que publicaron su estudio en Molecular Psychiatry, hallaron dos datos clave. El primero es que las partículas que conforman el fascículo uncinato de los psicópatas están dañadas; la estructura no está completa. El segundo es que el nivel del daño es proporcional al grado de psicopatía: el fascículo aparece más dañado en las personas a las que se diagnosticó una psicopatía más grave.
“Tiene que haber una conexión entre estas dos áreas del cerebro, que manejan emociones y el control de emociones”, dijo el doctor Craig. “Si no funciona (la conexión), puede verse cómo ello podría conducir a problemas”.
Y el profesor Murphy dijo que estos hallazgos ofrecen la más persuasiva evidencia a la fecha de que detrás de la conducta psicópata pueda haber una anormalidad anatómica en el cerebro.
Un actor de varios roles
Era de suponerse que una estructura que conecta dos regiones importantes apareciera en más estudios relacionados con anormalidades de la conducta. Y el fascículo uncinato parece ser ajonjolí de varios moles.
Por ejemplo, un estudio demostró que anormalidades
en esa estructura también pudieron ubicarse en pacientes con psicosis de primer episodio. Y es que los lóbulos frontal y temporal, también conectados por el fascículo, están fuertemente implicados en la esquizofrenia.
Lo que hallaron los científicos que estudiaron esta anomalía fueron variaciones en la alineación de las fibras y su coherencia espacial dentro del haz. En otras palabras, es como si dentro de un rami-llete hubiera muchos entrecruzamientos de los tallos.
Otros científicos valoraron el papel del fascículo uncinato en el llamado deterioro cognitivo amnésico leve, un precursor del mal de Alzheimer.
Este equipo usó la mismta tecnología de imágenes por tensor de difusión y encontraron relación con dos problemas: el reconocimiento de expresiones faciales de temor y el desempeño de la memoria emocional. Se vio asociación con alteraciones microestructurales dentro del haz de fibras.
Claves
Opiniones• El doctor Michael Craig dijo que el estudio pone de relieve el valor de las nuevas tecnologías de captura de imagen para entender más a fondo lo que hay detrás de la mente psicópata.
• El experto del King’s College agregó: “La sugerencia de un déficit estructural claro en los cerebros de los psicópatas tiene profundas implicaciones para clínicos, científicos investigadores y el sistema de justicia criminal”.
• Pero si se verifica la conexión entre psicopatía y alambrado cerebral, se abriría la perspectiva de usar análisis cerebrales como ayuda para diagnosticar a psicópatas, y daría ideas para desarrollar nuevas terapias.
Horacio Salazar/Monterrey, NL (Milenio)

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