El científico Elkin dice que la dosis se distingue de otras porque bloqueará todas las vías posibles del patógeno para atacar
La vacuna sintética contra la malaria se encuentra en su fase final de desarrollo y se distingue de otras porque bloqueará todas las vías posibles del patógeno para atacar, explicó hoy el científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo. Elkin, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica en 1994 por desarrollar la primera vacuna sintética, citó como principal problema en el desarrollo de vacunas la capacidad de los microbios para mutar. Explicó que las partes de un microbio que se adhieren a las células no son reconocibles por los anticuerpos del sistema inmune, lo que se conoce como ceguera o silencio inmunológico. Lo ejemplificó con la vacuna contra la gripe A. "Hoy es el virus H1N1, pero dentro de unos años podría ser el H1N3. Las vacunas serán contra esas variantes, pero no contra la influenza", explicó. Elkin Patarroyo dictó la conferencia "El desarrollo de las nuevas vacunas" en clave de divulgación y de un modo muy cercano y fácil de comprender a pesar de la gran complejidad del proceso metodológico que su equipo desarrolló durante años. Lo hizo en el marco de la inauguración del festival VivAmérica que se desarrolla hasta el próximo día 11 de octubre de forma simultánea en Madrid, Cádiz (Andalucía), Bogotá (Colombia) y Santo Domingo (República Dominicana).El científico explicó en forma detallada todo el proceso que lo llevó a desarrollar COLFAVAC, la vacuna sintética contra la malaria, y cómo utilizaron dicha enfermedad para desarrollar una metodología razonada general en el desarrollo de las vacunas. Relató todos los ensayos y avances progresivos realizados al respecto, así como todas las vicisitudes por las que hubo que atravesar, Respecto a las dificultades expresó que "si algo no se perdona es el éxito en ciencia". Elkin dijo que se eligió la malaria porque es una enfermedad "con gran trascendencia universal, de gran impacto mundial. _Además porque es modélica, ya que es aguda, de muy fácil diagnóstico y de fácil tratamiento", explicó el doctor. Aseguró además que todas las investigaciones se basaron en un principio sencillo: conocer cuáles son las partes del microbio que atacan a las células para conocer cómo están hechas químicamente y así poder fabricar las vacunas. Su equipo quiso transformar el problema biológico en uno químico, de ahí que pasara a convertirse en físico y derivar en uno matemático, y dijo que en la actualidad su equipo ya trabaja con "pura cuántica". Durante 35 años de investigaciones, el equipo de Elkin concluyó que lo importante en el desarrollo de las vacunas es reconocer qué partes del virus se agarran a las células para así poder crear los anticuerpos adecuados que impidan la adhesión. Manuel Elkin afirmó que gran parte de las dificultades se deben a las mutaciones de las partes del patógeno que se adhieren a las células, que en un ejercicio de cercanía con el interlocutor comparó con manos y dedos. Sus investigaciones derivaron en una publicación hace ya ocho años donde se detallaba el genoma del microbio que les indicaba que había que reconocer 58 "manitas". "Gracias a la colaboración de España y Colombia casi las tenemos todas", dijo. No obstante, explicó que aún faltan unos últimos ajustes en el proceso de investigación de la vacuna de la malaria para lograr una elevada efectividad, así como tratar de frenar el proceso de infección desde la propia larva del microorganismo que provoca la enfermedad. "La vacuna se encuentra ya en un estadio bastante avanzado, pero hemos querido presentarla completa, por eso se demoró su entrega", dijo, y añadió que la diferencia con otras vacunas es que "nosotros tenemos todas las vías bloqueadas". En la actualidad, su equipo también se centra en la investigación de otras vacunas, como la de la tuberculosis, el dengue o la del virus del papiloma humano, causante del cáncer de cuello del útero. Madrid, España
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