Por: Edmundo Olivares Alcalá
En México habrá pequeños lectores de ADN, del tamaño de un celular o una pluma, que permitirán analizar el código genético de los seres vivos y determinar, automáticamente, de qué especie se trata.
Durante una visita a la UAM, el biólogo estadounidense Daniel Janzen, dijo lo anterior
y comentó que estos lectores estén al alcance de todos, y no sólo se podrá saber si el pescado que compramos en la tienda es el adecuado, sino que, cuando nos pique un mosquito, podremos colocarlo en este aparato y nos dirá no sólo a qué familia pertenece, sino si es portador del dengue o algún otro mal, lo que nos ayudaría a determinar el momento preciso en que una enfermedad aparece en una región.
"El mundo está ciego a la biodiversidad y debemos abrir los ojos para ver lo que nos rodea y entender lo que podemos perder si seguimos destruyendo el mundo, porque podríamos acabar con gran parte de las especies que nos rodean sin siquiera darnos cuenta", dijo.
Explicó que a simple vista, muchas de ellas son idénticas, pero al analizar su código de barras genético nos damos cuenta de que no es así. Pueden verse casi iguales, pero en realidad pertenecen a variedades diferentes.
Así como en el supermercado los códigos de barras, al ser escaneados por los lectores láser, proporcionan las características específicas de cada producto, como precio, fábrica de procedencia o peso, el código de barras genético sirve para determinar las diferencias, a veces mínimas, "pero no por eso menos significativas", entre diversas variedades animales que por sus similitudes, durante siglos, se consideró que formaban parte de una misma especie.
El trabajo de Janzen en Costa Rica consiste en coleccionar lepidópteros para tomar muestras de ADN y conformar un gigantesco catálogo que servirá para inventariar la biodiversidad de cada región.
Actualmente, el análisis del código genético de los seres vivos se hace en laboratorios especializados en máquinas que llegan a costar hasta 400 mil dólares, pero con el avance de la tecnología, pronto podríamos tener pequeños lectores de ADN.
Preservación, aprovechamiento de la biodiversidad, control de plagas y salud pública son apenas una muestra del abanico de posibilidades que se abre con la conformación de un catálogo de códigos de barras genético cada vez más amplio, aunque el científico precisó que tener un inventario con estas características es particularmente relevante en estos momentos "porque podríamos perder a una multitud de especies animales y vegetales, y ni siquiera darnos cuenta de ello", concluyó.
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