Los leprosos de Indonesia temen más a la discriminación y al estigma social que a las terribles mutilaciones que provoca esta enfermedad en el tercer país del mundo por número de nuevos casos
Los leprosos de Indonesia temen más a la discriminación y al estigma social que a las terribles mutilaciones que provoca esta enfermedad en el tercer país del mundo por número de nuevos casos.
En 2007, cuando descubrió que tenía el mal, un joven que prefiere mantener su anonimato decidió comunicárselo a los directores de los cuatro colegios de primaria en los que impartía clases de inglés en Lamongan, una población de la isla de Java.
Había detectado la lepra a tiempo y estaba ya en tratamiento, pero los responsables de dos de los centros educativos, llevados por el miedo y el desconocimiento de la enfermedad, le despidieron para evitar que cundiera la alarma entre padres, profesores y alumnos.
"El principal problema con el que se topan los enfermos de lepra y sus familiares es el estigma social que acarrea esta enfermedad", asegura a Efe Adi Yosep, director del Proyecto sobre Lepra y Dignidad Humana de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
Denuncia que los afectados -aunque ya hayan sanado- y sus familiares están condenados en Indonesia a un círculo vicioso de pobreza, educación deficiente, trabajos mal remunerados y rechazo social, que se retroalimentan.
A modo de ejemplo, Yosep apunta que muchos jóvenes de padres leprosos ya curados no consiguen trabajo porque viven en alguna de las 60 leproserías del país por falta de recursos para mudarse a otra localidad, y los patrones se asustan y prefieren no contratarlos.
En Indonesia se detectan cada año más de 17.000 nuevos casos de lepra, tan sólo por detrás de la India y Brasil, un número que desciende de forma pausada pero constante, según los expertos.
La enfermedad sigue enquistada en la región y sólo Asia acaparó en 2007 el 67 por ciento de los 254.525 nuevos contagios.
Además, más del 90 por ciento de los casos se descubren en la primera fase de la enfermedad, por lo que se puede atajar sin que se produzcan mutilaciones, un síntoma del avance del mal.
No obstante, la presencia de esta enfermedad desterrada desde hace décadas en muchos países no ha supuesto un aumento proporcional de la información disponible en Indonesia sobre ella.
Por eso, la divulgación es uno de los pilares de la estrategia de acción del proyecto de la ASEAN sobre la lepra, que desarrolla campañas de sensibilización entre los diez gobiernos, medios de comunicación y empresas del bloque regional.
Además de Indonesia, Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam integran la ASEAN.
La lepra es una enfermedad crónica causada por una bacteria y considerada como una de las dolencias conocidas menos infecciosas, ya que el 85 por ciento de los casos no son contagiosos y el 99 por ciento de la población está naturalmente inmunizada.
Además, desde la década de los 1980 es curable gracias a un tratamiento de entre seis meses y un año de duración basado en una terapia con un combinado de fármacos que la Organización Mundial de la Salud distribuye gratuitamente.
Otro de los puntos de atención de la iniciativa de la ASEAN es su estrategia de capacitación laboral y social de leprosos ya curados, para que éstos logren abandonar la espiral de pobreza y marginación que trae consigo la enfermedad y actúen como portavoces de su colectivo ante la opinión pública.
"Es muy complicado salir solo del agujero en que te sume la lepra", afirma Yosep.
Después de una campaña del Proyecto sobre la Lepra y la Dignidad Humana, el profesor de inglés de Lamongan fue readmitido en su puesto de trabajo. EFE (El Universal)
lunes, 29 de junio de 2009
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